Historia
Para tratar la historia de nuestro termino municipal, lo vamos a ver seccionado en hitos que han marcado su destino:
Edad del Bronce (1.800 a.C. a 1.000 a.C.).
Los pobladores eran mayormente trashumantes, recolectores-cazadores aunque ya se empezaba a practicar incipientes labores agrícolas y de pastoreo.
Se han encontrado restos líticos, cerámicos y metálicos en los parajes denominados El Congosto y Las Majadas (por la zona de Congostrina-LaTova). También inscripciones en la Peña Escrita (en Membrillera) con dos teorías para su origen: Los pastores del neolítico marcaron sus rutas trashumantes en las rocas o era un lugar dedicado a santuario.
Hay ciertas sospechas de que los posibles pobladores trashumantes trajeran la Cultura de la Cogotas que se caracteriza por elegir sus asentamientos en lugares estratégicos fáciles de defender y por una depurada técnica en la elaboración de piezas de bronce y utensilios cerámicos. Así lo recuerda la cercana necrópolis celtibérica del Altillo de Cerropozo en Atienza.
Edad del Hierro (1000 a.c. hasta la romanización de la península).
Las únicas referencias a destacar de este periodo son el poblado Celtiberito que se encuentra en las proximidades de “La Casilla de los Moros” (En Membrillera) una estratégica localización usada por otras civilizaciones desde entonces y un muy posible yacimiento en Congostrina en el paraje “Santecilla”
Los Celtas expandieron por la meseta la “cultura de los campos de urnas” (no hacían enterramientos, incineraban y guardaban los restos en vasijas).
De entre los Celtiberos, los Lusones poblaban nuestra región. Su economía se basaba en la agricultura: cebada, cereales y olivo, y en la ganadería: cerdos, cabras y ovejas… donde mas fértil y generoso era el terreno, mayores y mas grandes asentamientos se producían: En nuestro termino no hay ningún indicio, estos terrenos no son suficientemente fértiles para asentamientos estables y no eran zona de paso trashumante.
La invasión Romana (200 a.c. hasta el siglo V).
En la Meseta, las tribus celtíberas estaban enzarzadas en luchas por tierras y ganados que pasaban de ser comunes a propiedades privadas. A pesar de todo no fue fácil para Roma someter a tribus desorganizadas para, de forma imperialista, explotar sus recursos económicos/naturales.
Los restos de su ocupación mas cercanos son el poblado romano de Membrillera “El Villar”, el puente romano sobre el Bornova en San Andrés y el paraje conocido como “la Calzada”.
De nuevo Membrillera, por su estratégica localización, cuando antes era paso de trashumancia, ahora forma parte de un sub-ramal que unía las minas de oro de Navas de Jadraque con la gran vía romana 25 por Jadraque, para así evitar el barranco del Bornova y los montes del Alto Rey que tendrían que franquear para acceder a la mas próxima vía romana Menor.
Sub-ramal de Navas de Jadraque pasaría por el Bornova, San Andrés y Membrillera para tomar la via 25 por Jadraque.
Vía romana «Menor».- Viene de Tiermes, Tarancueña, Miedes, Atienza, Paredes, Salinas de Imón y llega a Siguenza.
Via 25.- desde Mérida por Toledo, Titulcia, Alcalá, Guadalajara, Siguenza, Medinaceli, Calatallud hasta Zaragoza.
La riqueza mineral del Bornoba era conocida por los romanos, para bien o para mal, dejaron en la reserva nuestra plata: es de suponer que no habría ningún asentamiento poblacional y no era zona de paso, ya que el mineral de plata se evidenciaba en superficie (1) y lo dejaron sin explotar, tambiénquizásmas interesados en el oro de Navas de Jadraque.
Con la decadencia romana, el paso por unas empobrecidas tierras de los visigodos, solo dejaron muestras de su presencia en Zorita de los Canes.
- En los parajes conocidos como «Canto Blanco» y «Las Gerguillas» se podía reconocer el característico crestón de barita con cloruros y bromuros de plata de fácil y conocido beneficio para los romanos.
La ocupación musulmana Siglos VII al XI.
Los visigodos fueron dejando paso a los musulmanes, quienes por cuatro siglos ocuparon nuestra comarca. Su zona de influencia formaba parte del extremo oriental de la Marca Media, establecida por el Califato de Córdoba para la defensa de las incesantes batallas con los reyes cristianos por el territorio.
Los restos mas notables son los castillos de Jadraque, Hita, Cogolludo, Galve de Sorbe, Atienza, Peñahora (Humanes) o Sigüenza, el Alcazar de Guadalajara y la red de atalayas y torreones para sus comunicaciones que están sembrados por los lugares mas estratégicos.
Por Robledo de Corpes y por Hiendelencina pasaría el Cid Campeador allá por finales de siglo XI, en alguna de sus campañas contra el califato de Córdoba a las órdenes del Rey Alfonso VI.
Fue éste monarca quien estableció la política de repoblación de territorios reconquistados: “Repoblación Concejil”, con influencias germánicas, de godos y visigodos, cuyos descendientes eran los más adinerados y nobles de la época.
De la fundación del asentamiento hasta el descubrimiento de la plata.
La repoblación concejil del rey Alfonso VI consistía en elegir una villa y adjudicarle un territorio amplio, ordenado en seis partes compuestas por una suerte de aldeas viejas o nuevas que se formaban. Estos “Concejos” tenían leyes propias, que aprobaba el rey, al igual que establecía los limites del nuevo Concejo o “Común de Villas y Tierra” y los repartos de los “Sexmos” o Tierras del Común de Villa y Tierra.
A finales del siglo XI, Hiendelaencina no seríamas que un asentamiento de pastores. En 1149 formando parte del Común de Villas y Tierras de Atienza se empieza a tener constancia de su existencia. De su fundación original poco podemos saber: podría haber sido espontánea y creada por los descendientes de los recién re-conquistados o asentamiento forzado por las leyes de repoblación de Alfonso VI.
En 1269 aparece citada en documentos como “Loin del Encina” al quedar adscrito al Común de Villa y Tierra de Jadraque, en su Sesmo del Bornova. [Sexmo del Bornova: Pálmaces, La Bodera, Robledo, Gascueña, Bustares, Las Navas, El Ordial, Arroyo, La Nava, Semillas, Las Cabezadas, La Hiruela, Casa de Santotís, Zarzuela, Villares, Hiendelaencina, Congostrina, Alcorlo, San Andrés del Congosto, La Toba ,Membrillera, Carrascosa, Saelices, Castilblanco, Medranda, Pinilla y Torremocha.]
La localización de aquella aldea estaría centrado al sur de lo que hoy conocemos como Barrio de Abajo / Barrio Viejo. Por el siglo XIII la primera iglesia estaba en entorno de la Peña de San Juan.
En 1343 la iglesia presidía lo que hoy es la plaza D. Joaquín Latova, nuestra conocida Plaza de las Cabras, que era el campo santo de la aldea situada hacia el sur: Barrio Viejo.
Algunos años de luchas cristianas hasta que en 1434, Juan II segrega el Sexmo del Bornova para donarlo como regalo de boda al magnate don Gómez Carrillo, mas tarde, y por una serie de intercambios, en 1469 pasa a ser propiedad del Gran Cardenal Mendoza, linaje que lo posee hasta principios del siglo XIX.
Las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1581 nombra a «Allende la Encina» con 23 vecinos. Descrito como aldea muy pobre, casas de piedra y tejado de pizarra, vecinos dedicados a ganadería y labranza de consumo propio. No se definen vecinos con oficios ni relevancia personal ni social. La iglesia ya estaba dedicada a Santa Cecilia y también se guardaba devoción por San Sebastián y Santa Quiteria.
La localización de esas casas, es de suponer que con el tiempo, las epidemias y el desarrollo las ha ido subiendo de sur a norte hasta situarse alrededor de la Plaza de las Cabras.
El 16 de agosto de 1752 se hace el cuestionario de 40 preguntas del catastro del Marques de la Ensenada. Responden al mismo: Andrés de Lamo (alcalde), Andrés Martín, Esteban del Olmo y Pedro Cortezón como autoridades municipales confirmando la certeza de las respuestas. Son citados como dueños de colmenas y otros bienes los vecinos Juan Palancares, Andrés Cuenca, Andrés Criado, Esteban del Olmo, Andrés y Blas de Marco, Lorenzo Bodega… apellidos que aun hoy se conservan entre nuestros vecinos.
Responden, nombrado “Yendelaencina” Villa de Jadraque con 37 vecinos, 9 viudas y 4 menores, 38 casas habitadas, 30 pajares 20 sasillos de ganado y 41 colmenas. Sin párroco, ni medico ni boticario. La única tienda era una taberna, No se declaran minas ni salinas, la única “industria” era un molino harinero en el Bornova (El molino Zarzuela).
Poco cambiaría este escenario hasta el hito mas importante de nuestro municipio
El descubrimiento y explotación de la plata
Hacia 1840 aparece Esteban Górriz realizando mediciones de los montes. Aficionado a la geología fue el descubridor de las minas de plata en la zona de Cantoblanco, donde el filón aparecía a ras de suelo. Górriz consigue formar la primera sociedad para la explotación de las minas y a partir de este momento, Hiendelaencina deja de tener una historia anónima, para convertirse en protagonista. Las características peculiares de los filones encontrados en su subsuelo (fracturados por las fallas del terreno) generan un siglo lleno de altibajos: según evoluciona la producción de mineral, así evoluciona su población, y con ella el curso de su historia.
De los 200 habitantes anteriores al descubrimiento se alcanzaron los 5000 (censo de 1857): llegaron mineros, comerciantes, albañiles, herreros, mecánicos, farmacéuticos, médicos…. la estructura del pueblo cambió, se extendió con un nuevo urbanismo, casas de dos plantas, una nueva iglesia, ayuntamiento, tiendas….
Las sociedades que explotaban las minas crecieron en número y no todas alcanzaron los beneficios esperados, el número de pozos se extendió por todo el término siguiendo la dirección suroeste-noreste del filón rico… Y la pérdida del filón rico debido a las fallas y fracturas de terreno redujo la producción de plata y por consiguiente el abandono de los trabajos de explotación y la disminución de la población. Cinco etapas distintas reconoce Antonio López Gómez, en su estupendo trabajo “El distrito minero de Hiendelaencina (Guadalajara)” , alternando las etapas florecientes con las de decadencia:
1845-1870 primera etapa de florecimiento en cuanto a la extracción de la plata: Santa Cecilia, San Juan de la Cruz, La Perla, La Fortuna, Santa Teresa, La Suerte, La verdad de los Artistas, El Relámpago, San Carlos, Trillana, Vascongada, Laura y Arcángel.
Es el periodo más importante en cuanto a cambios estructurales en la sociedad: la población se multiplica por 20. Hay una llegada masiva de varones jóvenes, sin cargas familiares, para realizar las tareas más peligrosas en las minas: el 67.4% de los mineros muertos eran solteros. La falta de seguridad en el trabajo y de maquinaria concentran desde 1851 a 1860 el 53.20% de las muertes producidas por accidentes. Se crea la fábrica de la Constante para conseguir la plata.
1871-1888, primera etapa de decadencia: las labores se realizan a mayor profundidad y hay una reducción del mineral extraído con un menor beneficio. La mayor producción procede de los materiales antes desdeñados en los interiores de las minas y en las escombreras. Se produce una disminución del número de obreros y las sociedades cambian de dueños. Hay en este periodo una falta de inversiones y de estudios: se busca un beneficio rápido y generoso como en años anteriores. Destaca en la década de los 80 Bontoux, banquero francés, que forma el grupo “Nueva Santa Catalina” (S. Catalina, Valenciana 1 y 2, Perla, Suerte, Fortuna y Santa Cecilia: Instala en 1885 en el Bornova una turbina para las máquinas de aire comprimido de Santa Catalina. A punto de cerrar el 29 de septiembre de 1885 , en el pozo San Miguel , descubre “una zona espléndida, la cual produjo al banquero más de 20 millones en 7 años”
1889-1897 segunda etapa floreciente.
1903-1915 tercera etapa de florecimiento. Nueva alza en la extracción de plata. En 1900 nueva central en el Bornova para utilizar perforadoras de aire comprimido en Santa Teresa, lo que supone una disminución del número de mineros, y en las estadísticas mineras, dejan de mencionarse a las mujeres y a los muchachos.
También se produce una diversificación de los trabajos; mecánicos, sastres, zapateros, herreros, albañiles, médicos, comerciantes…
1916-1925 decadencia final: Disminución de la extracción de la plata para desaparecer en 1925, debido a las dificultades económicas de las sociedades explotadoras, a la falta de filones con buenos beneficios y la retirada de los capitales extranjeros con la 1ª Guerra Mundial. La Sociedad de Minas de Plata de Hiendelaencina, creada en 1918, cierra definitivamente en 1926.
En la década de los 40 se abre la mina de Santa Teresa y continúan las prospecciones en San Martín y San Carlos hasta que los resultados fueron negativos y los trabajos terminaron. Volvemos a ser un pueblo solamente agrícola y ganadero con un pequeño comercio de primera necesidad: farmacia, estanco, herrería, un par de tiendas, tabernas… la presión demográfica sobre la tierra es grande a pesar de la pérdida de habitantes durante el primer tercio de siglo, y la inmigración a las grandes ciudades (Madrid y Guadalajara principalmente) nos deja con las mismas 200 almas que vivían en este rincón apartado de la serranía del Alto Rey.
El descubrimiento de las minas también supuso cambios en la comarca: el más importante fue la creación de la Constante, fábrica para la transformación de la plata, situada en el término municipal de Gascueña de Bornoba.
Sus fundadores fueron los propietarios ingleses de la sociedad La Bella Raquel, quienes construyeron un pueblo a imagen y semejanza de su tierra.
A finales de siglo, una empresa de Murcia abre un lavadero para procesar las escombreras de mineral desechado al pie de los pozos, creando una nueva escombrera o presa de secos en San Carlos.
La idea de reabrir las minas aparece de vez en cuando en los titulares de los periódicos como una promesa, pero mientras tanto los nombres de sus minas resuenan como ecos de su pasado.